lunes, 20 de julio de 2009

El clásico del Futuro

sem-libros

Cuando voy a una librería de viejo siempre busco la típica joyita que está a precio de regalo, no es muy difícil de conseguir, pues para eso nomás tienes que tener una idea clara de lo que buscas, ayuda también haber leído (por más odioso que pueda sonar) libros que hablan de libros. Los libros que hablan de libros -crítica, ensayo, análisis y demás bichos retóricos- son generalmente aburridos y no aportan demasiado, pero vaya que orientan.

Ojo, no estoy diciendo que esos libros sean en realidad catálogos de comprar de libros, no… bueno, también sirven para ello, pero no es ése su objetivo, y por cierto, la crítica no es el objetivo de este texto, así que regreso a donde estaba yendo antes de meterme en más digresiones.

Los libros que hablan de libros siempre reparan en los clásicos, mencionan a los grandes para bien o para mal: las razones por las que Mengano era bueno, por qué Zutano en realidad no era tan  bueno; OK, Perengano escribía así porque fue el hijo de en medio, asesinaron a su madre y su padre lo violó repetidamente, etcétera.

De tales libro la mayoría van así: Torombolas (casualmente uno de mis autores favoritos) era bueno, junto con Rayastd creó una nueva manera de escribir sobre… (momento, ¿quién  cuernos era Rayastd ?), la temática que ambos manejaron fue similar en X (uno de los mejores libros que he leído) y TBD (¿qué?); Z, K y sobre todo en A (nunca he oído de esos libros) , etcétera, y así van hasta que te nace la curiosidad; si, para empeorar las cosas, el autor de la crítica o el ensayo en donde leíste eso es, digamos, alguien como Petronium o Valsedams, autores que tú admiras y respetas, acabas yendo a la librería más próxima a tu corazón.

Llegas y encuentras que Rayastd es un autor descontinuado, ¿qué hacer entonces? Fácil, las librerías de viejo, ve a ellas.

En las librerías de viejo me he encontrado cosas como Concierto para guillotina y 40 cabezas de Hugo Argüelles; Obras completas de Monterroso; algo de la pulpa de Doc Smith; muchas novelas de Álvaro Laiglesia; un par de libros de Kurt Vonnnegut y cosas por el estilo.

Mas hay algo que me gustaría conseguir: el clásico del Futuro. ¿Pero qué es eso del clásico del futuro?, pues un libro que por ahí anda, olvidado, lejos de los compradores hasta que un buen día cae por ahí un despistado (o sea yo) que lo compra, lo lee y se da cuenta que es muy bueno. Más tarde, un escritor famoso o un crítico de peso pesado completo está remoloneando en su biblioteca personal, hurgando viendo en que entretenerse y se topa con que alguien o algo (una fundación o algún capitán de la iniciativa privada) le regaló ese mismo libro que tú adquiriste y lo lee y llega a la misma conclusión: Este topilo era un genio, hay que correr la voz.

El crítico o el autor de marras tendría una columna o un lugar desde el cual pontificar o dar a conocer sus lecturas o sus opiniones y en él diría algo como “somos unos pelmazos, fuimos muy injustos con este autor olvidado, el momento de hacerle justicia ha llegado”. Así hizo Bukowsky con Fante, de no haber sido por Bukowsky Fante seguiría en las librerías de viejo en rebajas de a 5 pesos en lugar de ser reeditado por Anagrama y otras editoriales del mismo vuelo en otros idiomas.

¿Ganaría algo con ello yo? Pues dos dos, sí sería presuntuoso de mi parte decirle a mis colegas, “hombre macho, yo ya había descubierto a este Basenanstsk en las librerías de viejo, lo hice antes que el gilipollas este de Maestranzo lo diera a conocer en la Letras Rebeldes del mes pasado”, y sí, sé que sería muy presuntuoso y probablemente lo haría con todo y todo.

También lo que me ahorraría sería un varote, no es lo mismo comprar libros de editoriales ya fallecidas en remate a comprar esos bonitos y sumamente nice ejemplares que nos mandan de la Madre Patria la ya mencionada Anagrama o alguna otra de la misma especie como Seix Barral, Tusquets o Minotauro.

Este breve texto me servirá para preparar los siguientes que vendrán sobre autores que no cualquier babas conoce pero que hay que buscar, como son Felisberto Hernández, Macedonio Fernández y Pablo Palacio, entre otros. Escritores únicos que fueron más o menos ignorados en vida, pero que ahora han recibido todo el crédito que se merecen y hasta se les da ya el tratamiento de Leyendas.

1 comentario:

  1. Me consta¡¡¡¡ Tiene una habilidad para las librerías de viejo que envidio profundamente.

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