viernes, 2 de noviembre de 2012

Metaescritura y fanfiction slash

English: Benjamin of Tudela in the Sahara, in ...
Benjamín Bar Yoná (a) "Benjamín de Tudela" es retratado en esta ilustración, sin embargo el texto lo describe un poco más alto, un poco más fornido, un poco más jóven... (Photo credit: Wikipedia).
Teníamos muchísimo tiempo de no escribir en este sitio, no saben cuánto lo lamente, pero así son las cosas. Este que escribe se dedica ahora a eso precisamente, a escribir en medios sociales, aplicando aquello de que "yo soy escritor y lo que escribo son tuits", y no sólo tuits, entradas de blog, post de Facebook, cabezas en Pinterest y cosas que antes hacía gratis y que ahora cobro por hacer. No por nada me siento ligeramente como un pornstar o una meretriz.

Entremos en materia.

Hace algún tiempo leí este libro tan peculiar: El mercader de Tudela, lo cual originalmente está encuadrado de lo llamado "novela histórica", a saber: Benjamín Bar Yoná es un personaje histórico, sí existió y dejó tras de sí abundantes rastros de su paso por este mundo en forma de pergaminos, textos que fue recabando y además agrandando merced a su espeluznante cultura. Tan lo fue que la autora Angelina Muñiz-Huberman deja escrito al inicio de su novela que se basó en dos textos para escribir su novela: The itinerary of Benjamin of Tudela de Marcus Nathan Adler, libro enteramente crítico literario y Libro de viajes de Benjamín de Tudela de José Ramón Magdalena Nom de Déu

¿Por qué digo peculiar? Porque no recuerdo haber puesto mis sucias garras encima de un texto que es varias cosas tan diferentes a la vez. Benjamín Bar Yona recibe en sueños la visita del Ángel de la Verdad, llamado Malaj ha-emet que le pide que deje sus estudios de la Torá y la Halajá, salga a recorrer el mundo y tome registro de sus viajes.

Eso podría hacer que se considere al libro originalmente una relación de viajes, pero hay dos aspectos que sobresalen muchísimo de la novela.

El primero es la metaescritura. Benjamín escribe que escribe, sueña que escribe y se pregunta qué significa que él escriba, escribe y lo disfruta, pero se pregunta igual si tiene algún caso que escriba y si sus estudios, sus ingentes conocimientos en las lenguas del mundo antiguo y otras cosas que va aprendiendo a la larga servirán de algo. Esto le da a su novela una profundidad oceánica que por sí sola justifica que una editorial como el mismísimo Fondo de Cultura Económica lo haya editado.

Igual de sobresaliente es la trama... y no por la maestría de la autora en estos menesteres, sino porque, por momentos, me da la impresión de que estoy leyendo a una puberta escribiendo un fanfic entre los personajes de iCarly o un dojinshi yaoi, Benjamín tiene muchísimos amores, la primera y más importante es Alucena, le seguirían Agdala, Alouette, Irit, Sarai, Farawi (?), Asael (???)... Todo es aprendizaje, cruzar el Mediterráneo, avanzar por Grecia hasta Tierra Santa, de ahí a Egipto y de Egipto a... y perderse en el cuerpo del prójimo con la esperanza de encontrarse así o imaginar su lugar en el mundo, pero de una manera que para mí ya es demasiado conocida.

Investigadores dicen que el viaje pudo durar de 5 a 14 años y que regresó finalmente a España aunque no se supo mucho más; aprendizaje que involucró perderse en el cuerpo del prójimo para entender

Hay otros dos detalles que me llaman la atención: El texto en ocasiones se vuelven ininteligibles con el objetivo de plasmar el estado que en ocasiones se acercaban a la catatonia: yo blogueo porque me gusta bloguear.

No hay páginas que llenar, sólo el texto.
Texto que viene de la esencia del todo, todo que a la vez es nada.
Nada entre la nada.
Nada entre las letras.
Nada, ergo, blog.
Blog, que es de nada.
Nada, nada...

Otra cosa que me llegó es la manera en la que describe la culta manera de vivir de los antiguos estudiosos, en mi adolescencia me enteré gracias a las notas que venían en la edición familiar del Rubaiyat de Omar Khayyam que hubo hombres que igual dedicaban sus días al estudio arduo de todas las ciencias y sus noches al placer del vino y a disfrutar de la compañía de mentes abrillantadas por el ciencia y cuerpos embellecidos por el ejercicio.

¿Que si lo recomiendo? Claro que sí. Lo malo es que mi ejemplar sufrió daños gracias a una de las tormentitas de esta temporada en combinación de una nefasta gotera en mi estudio.

Ya que.
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