sábado, 28 de noviembre de 2009

Minificciones

Supuestamente la minificción sólo se maneja como género en español y que según también se cultiva en portugués pero mucho menos, aunque hay muchas minificciones en otros idiomas no existen las oleadas de escritores que tratan de domar el fino arte de narrar historias en menos de una cuartilla, ésa es la medida que hace de la minificción mini… aunque como ya todos sabemos hay algunas genialidades que no llegan a tener ni un renglón, como el celebérrimo El dinosaurio de Monterroso o algunos otros, como por ejemplo El emigrante, cuyo texto completo, escrito por Luis Felipe Lomelí, trascribo a continuación:
-¿Olvida usted algo?
-Ojala…

Hace poco fui invitado a la presentación del libro Pobre amor heterosexual de Karla Paniagua y ahí estuvo invitado Lauro Zavala, persona que no conocía hasta antes de esa presentación y resultó ser una persona bien versada en el tema, un experto en la materia, pero bueno.
Lo que ahí dijo me dejó pensando sobre la naturaleza de la minificción, pues mencionaron talleres, escritos, textos y sobre todo de algo con lo que estoy peleado a muerte: TÉCNICA.
Dijeron que existe una técnica para escribir minificciones, cosa que me resulta sorprendente.
Estoy de acuerdo que para escribir narrativa se tiene que tener una técnica. Yo uso la llamada “Pull” que me enseñó el Ing. Rafael Navia en Santa Fe con la esperanza de que colaborara con ello a la grandeza de la industria automotriz mexicana, no fue así, pero tampoco fue una pérdida total, pues descubrí que la técnica Pull también sirve para desarrollar narrativa.
Pero… ¿técnica para las minificciones?
Uno de los más grandes cultivadores del género fue Julio Cortázar, aunque como es de todos bien sabido –dice Lauro Zavala- el estilo mexicano es más ATM, o sea Arreola, Torri y Monterroso, pero me estoy desviando del tema, escribía que Julio Cortázar, genial cultivador de minificciones (y en general de ficciones de todos los tamaños) dejó para la posteridad este aforismo:

En la novela se gana por puntos, en el cuento por knock-out.

De manera que si con un cuento se tiene que noquear para ganar, en una minificción se tiene que noquear de un solo golpe. ¿Se puede hablar entonces de técnica cuando hablas de descontar cristianos yendo de a tiro por viaje? Porque un libro de minificciones bueno debe ser consistente y al decir consistente es más o menos el equivalente literario a Bruce Lee en El juego de la muerte, que en la parte final abarata chinos a diestra y siniestra.

Karla Paniagua es buena, me gusta su estilo, varios de sus textos noquean de un solo golpe y además hay en todo el libro referencias que nada más un adicto a los internets como este que escribe conoce (un botón de muestra, pero OJO, NSFW, o lo que es lo mismo no abra este enlace si está en su trabajo), es más, hay ciertas cositas que le agregan interés a sus minicuentos porque me sugieren que ella podría ser una chica que lurkea en 4chan y posiblemente hasta participe en él aprovechando el anonimato ESO NO ES CIERTO, NO HAY MUJERES EN INTERNET.
El problema con su libro es que no es consistente, la calidad de sus escritos es desigual, hay buenos, muy buenos y regulares, pero ni uno francamente malo como luego sí he visto que sucede con muchos consagrados. Algunos de sus golpes noqueadores van a dar al aire o no producen el efecto requerido, pero ya dije, ninguno tuvo la desgracia de dar en el blanco y recibir por respuesta un “mua mua, manacitos de bebé”.
También tiene otro problema: hacia el final, la historia que ella tomó como hilo conductor empieza a tener preeminencia sobre todas las otras hasta que se convierte en la única. De ese modo su libro pasa de ser de minificciones a ser de minificciones + una narración, lo cual no es malo en sí. Lo malo, lo verdaderamente malo es que siento que con ello y otros cambios que percibo a lo largo de volumen me dejan sintiendo que su personalidad por momentos se desvanece. ¿Qué significa eso? Que su libro fue sobretrabajado o sobretallereado. Hubo muchos opinando o hubo una sola Gran Opinión aportando sobre cómo debía quedar la versión final del volumen. Yo opino que cuando una persona crea tiene que haber un momento en que deba estar sola para que nada más ella asuma los riesgos de su creación y pues hay partes que parecen que ella no escribió.
Pero es nomás una sensación que me queda, seguro que se debe a que no he tomado mis medicinas.
Resumiendo, si yo hubiera tenido el manuscrito en mis manos y hubiera tenido los recursos para publicarlo igual lo habría hecho, tal como los muchachos de la revista Lenguaraz lo hicieron en éste que también es su debut como editorial “seria”; no pierda de vista a la mano derecha de Karla Paniagua, su debut es lo suficientemente prometedor como para que yo considere adquirir sus siguientes libros.
Calificación: Tres tenedores y medio de cinco posibles, siendo en este caso tenedores de libros.

El mejor carpintero no es el que saca más virutas
Reblog this post [with Zemanta]