
La primera vez que leí
Diablo guardián de don Xavier Velasco no le entendí. Pensé que era una colección de Pato-Porno-aventuras sí muy divertidas, pero hasta ahí. Lo interesante del caso es que con todo y todo lo consideraba el único Premio Alfaguara de novela que sí es triunfador, pues todos los otros que han caído en mis garras no pasan de ejercicios de estilo mamucos en el mejor de los casos.